En mi clase hay una
niña de ojitos rajaos,
igual que los hombres
de las tiendas esas
que están por tos laos.
También, papi, hay uno
que Mohamed hay que
llamarlo;
el día que dijo su nombre
lo pusimos al pobre
entero chorreando.
Tengo otro amigo de piel
negra
que se sienta a mi lao;
papi, viene de la tierra
donde se hace el Cola-Cao.
Y
Oswaldo es igual que un indio,
tiene piel roja y melena;
me hace gracia porque
habla
como hablan en las
novelas.
Llegando el tiempo del
recreo
si falta alguno me hundo,
pues lo paso como nunca
si estamos los cinco
juntos.
Y
no me riña porque a veces
no me tomo entero el zumo;
papá, que con mis amigos
yo comparto el desayuno.
La seño dice que aunque
somos
de diferentes colores,
somos igual ante la ley
que inventaron los
mayores.
Papá, ojalá que cuando
crezca
se me cumpla mi deseo
y
los países del mundo
se lleven como nosotros
en el recreo.